Aguanta un poco más, todavía no es tiempo

Una vez en Inglaterra, existía una pareja que gustaba visitar las pequeñas tiendas del centro de Londres. Una de sus tiendas favoritas era donde vendían vajillas antiguas. Una vez vieron una hermosa tacita. Dijo la señora al dueño de la tienda: ¿me permite ver esta taza? ¡Nunca he visto algo tan fino como esto!


En cuanto tomó la taza en sus manos escuchó que la tacita comenzó a hablar. La tacita le comentó: "Usted no entiende, yo no siempre he sido esta taza que usted está sosteniendo. Hace mucho tiempo yo solo era un montón de barro amorfo. Mi creador me tomó entre sus manos y me golpeó y me moldeó cariñosamente. Llegó un momento en que me desesperé y le grité: ¡Por favor! ¡Ya déjame en Paz! Pero mi amo solo me sonrió y me dijo: aguanta un poco más, todavía no es tiempo. Después me puso en un horno, yo nunca había sentido tanto calor. Me pregunté por qué mi amo querría quemarme, así que toqué la puerta del horno. A través de la ventana del horno pude leer los labios de mi amo que me decían: Aguanta un poco más, todavía no es tiempo.

Finalmente se abrió la puerta. Mi amo me tomó y me puso en una repisa para que me enfriara. ¡Así está mucho mejor! me dije a mi misma. Pero apenas me había refrescado cuando mi creador ya me estaba cepillando y pintándome. El olor de la pintura era horrible. Sentía que me ahogaba. Por favor detente le gritaba a mi amo; pero él solo movía la cabeza haciendo un gesto negativo y decía: Aguanta un poco más, todavía no es tiempo.

Al fin mi amo dejó de pintarme; pero esta vez me tomó y me metió nuevamente a otro horno. No era un horno como el primero; sino que era mucho más caliente. Ahora si estaba segura que me sofocaría. Le rogué y le imploré a mi amo que me sacara. Grité, lloré, pero mi creador sólo me miraba diciendo: Aguanta un poco más, todavía no es tiempo. En ese momento me di cuenta que no había esperanza. Nunca lograría sobrevivir a ese horno. Justo cuando estaba a punto de darme por vencida se abrió la puerta y mi amo me tomó cariñosamente y me puso en una repisa que era aún más alta que la primera.

Allí me dejó un momento para que me refrescara. Después de una hora de haber salido del segundo horno, mi amo me dio un espejo y me dijo: ¡Mírate, ésta eres tú!

¡No podía creerlo! ¡Esta no podía ser yo! lo que veía era hermoso. Mi amo nuevamente me dijo: Yo sé que dolió haber sido golpeada y moldeada por mis manos; pero si te hubiera dejado como estabas, te hubieras secado. Sé que te causó mucho calor y dolor estar en el primer horno, pero de no haberte puesto allí, seguramente te hubieras estrellado. También sé que los gases de la pintura te provocaron muchas molestias, pero de no haberte pintado tu vida no tendría color. Y si yo no te hubiera puesto en ese segundo horno, no hubieras sobrevivido mucho tiempo, porque tu dureza no habría sido la suficiente para que subsistieras. Ahora tú eres un producto terminado. Eres lo que yo tenía en mente cuando te comencé a formar".

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Gracia para Todos

 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. — Mateo 1:1

Ese plan «ridículo» de Dios es más sabio que el más sabio de los planes humanos, y la debilidad de Dios es más fuerte que la mayor fuerza humana. Recuerden, amados hermanos, que pocos de ustedes eran sabios a los ojos del mundo o poderosos o ricos cuando Dios los llamó. En cambio, Dios eligió lo que el mundo considera ridículo para avergonzar a los que se creen sabios. Y escogió cosas que no tienen poder para avergonzar a los poderosos. Dios escogió lo despreciado por el mundo—lo que se considera como nada—y lo usó para convertir en nada lo que el mundo considera importante. Como resultado, nadie puede jamás jactarse en presencia de Dios. — 1 Corintios 1:25-29 NTV

En este artículo escribo bajo el título “Gracia para todos”. Sin embargo, te adelanto que al principio comenzaré hablando de algo que te parecerá no guardar relación con el tema. Pero te pido paciencia. En el desarrollo del tema aprenderás algunas cosas que tal vez no sabías y al final podrás ver el cuadro completo de lo que quiero expresar. Dicho esto, comencemos.

Si has dedicado algo de tiempo a leer la Biblia, en algún momento te abras encontrado con esas “molestas” listas de nombres llamadas genealogías. Por lo general las obviamos porque nos parecen aburridas y sin sentido. Pensamos ¿para qué están puestas en la Biblia, tienen alguna importancia?

La realidad es que si tienen importancia. Una genealogía en la Biblia es la lista de antecesores de una persona o de una familia. Para la nación de Israel era particularmente importante.

A través de la genealogía se podían establecer los derechos para:

  • La sucesión al trono de un nuevo rey.
  • La ordenación para el sumo sacerdocio.
  • El derecho a dirigir una tribu, un clan o una casa patriarcal.
  • Incluso la permanencia al pueblo escogido (Israel), dependía de las genealogías.

En la época de Esdras, por ejemplo, debido a la pérdida de algunos registros, hubo muchos que no pudieron demostrar su línea sacerdotal, y fueron por ello excluidos del sacerdocio.

En las genealogías de la Biblia muchas veces encontramos detalles interesantes donde se destaca algo importante de una persona. Por ejemplo: en Génesis 5:23-24 se nos dice que “el total de los días de Enoc fue de trescientos sesenta y cinco años. Y Enoc anduvo con Dios, y desapareció porque Dios se lo llevó.

En 1 Crónicas 4:9-10 se nos habla de un hombre que fue más ilustre que sus hermanos: “Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, y su madre lo llamó Jabes, diciendo: Porque lo di a luz con dolor. 10 Jabes invocó al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si en verdad me bendijeras, ensancharas mi territorio, y tu mano estuviera conmigo y me guardaras del mal para que no me causara dolor! Y Dios le concedió lo que pidió.”

Ahora, cuando llegamos a la Genealogía de Jesús, hay mucho que decir y sobre todo acerca de su gracia.

La Genealogía de Jesús

La Genealogía de Jesús es la más importante de todas. Tiene mucho que decirnos, pero quiero considerar solo algunos detalles que nos llevarán a ver el reflejo de la gracia de Dios en ella.

Primeramente, la genealogía de Jesús se compone de personajes significativos y ordinarios. Esto es, personajes que tuvieron protagonismo en la historia de Israel y personajes desconocidos. Allí encontramos reyes y sacerdotes, también gente común, gente imperfecta y gente que ni siquiera eran israelitas. Interesante.

Segundo, en la genealogía de Jesús encontramos gente de carácter y reputación cuestionables. Gente que no fueron ejemplares. Tenemos por ejemplo a Jacob conocido por su carácter engañoso. Tenemos a Rahab, la cual era conocida por su oficio de prostituta, a Rut la moabita que no era israelita, sino gentil. Tenemos al más ilustre de los reyes de Israel, David. No obstante, manchado por sus faltas morales como el adulterio y el asesinato premeditado. También tenemos a Salomón, hijo de David y Betzabé cuyo corazón en un momento dado se inclinó hacia la idolatría.

Si alguien mirara hacia atrás en su ascendencia y se encontrara con algunos personajes como estos, con mucha probabilidad no estaría muy orgulloso de esto. De hecho, en el presente tiempo en que vivimos, muchos buscarían como suprimir a algunos personajes de la genealogía de Jesús por considerarlos indignos. Pero ese es el punto, que todas estas personas con todo y sus defectos y fallas de carácter están ahí, en la genealogía de Jesús, el hijo de Dios. No fueron excluidos ni omitidos y no impidieron que se cumpliera el plan de Dios para la humanidad.

Lo tercero que quiero mencionar es que la genealogía de Jesús no fue exclusiva sino inclusiva.

El término inclusivo está muy de moda y se utiliza en relación con las minorías o grupos que defienden una ideología particular. Sin embargo, empleo este término para hacer ver que en la genealogía de Jesús encontramos todo tipo de personas. Incluso las mujeres que en la cultura judía no tenían relevancia están allí mencionadas. Tenemos una Tamar, una Rahab, una Rut, una Betzabé, una María. Cuatro de ellas eran gentiles y tres de ellas (del AT) estuvieron involucradas en pecados sexuales. Pero lo maravilloso de esto es que, a pesar de sus errores, faltas o ser menospreciadas, están en la genealogía de Jesús. No fueron excluidas. Fueron parte del plan eterno, cumplieron un rol de portadoras de una semilla de esperanza. La semilla de la redención. Creo que ya vas viendo a donde quiero llegar. Están incluidas en un gran plan. Puede ser que desde la perspectiva humana no lo merecían. Pero la gracia lo hace posible.

27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. 1 Corintios 1:27-29

Todos los hombres y mujeres en la descendencia de Jesús eran imperfectos. Representaban una raza caída, necesitada de redención. Por eso están allí.

La humanidad entera había sido excluida de la presencia y la Gloria de Dios. Pero vemos en esta genealogía un presagio del alcance del evangelio de Jesucristo a los pecadores. Cada uno de estos personajes incluidos en la genealogía de Jesús estaba testificando de la gracia que sería manifestada posteriormente.

Puedo ver la Gracia de Dios en esta genealogía

Puedo ver que a pesar de la imperfección humana, Dios puede cumplir sus propósitos. Puedo ver que Dios no hace acepción de personas. Que su gracia, su amor es mayor que mi debilidad, fracaso o pecado.

Reflexiones finales

La habilidad o sabiduría de una persona no hacen que pueda entrar en el reino de Dios, pero una fe sencilla si lo hace. Una fe en la persona correcta, Jesucristo. Dios lo planeó de esta manera para que nadie se gloríe de que sus logros le permitieron asegurar la vida eterna.

No hay nada que podamos hacer para ganar nuestra salvación, soló, necesitamos aceptar lo que Jesús ya hizo por nosotros.

Los antepasados de Jesús fueron muy variados en cuanto a espiritualidad, personalidad y experiencia.

Algunos fueron héroes de la fe, otros tuvieron una reputación sombría, algunos fueron personas malvadas y otras personas comunes.

La obra de Dios no es limitada por los pecados del ser humano y él trabaja a través de gente común.

Así como Dios usó toda clase de personas para que la simiente prometida llegara a este mundo, él hace también lo mismo hoy para cumplir su voluntad a través de gente como tú y como yo. Personas que no somos perfectas, pero personas que hemos sido recipientes de la gracia de Dios

El trasfondo de la ascendencia de Jesús no impidió o invalidó el que Jesús cumpliera su propósito. Cuando aplicamos esto a nuestras vidas nos daremos cuenta de que:

  • No estamos atados al pasado generacional o maldiciones
  • Dios no está limitado por nuestras circunstancias familiares.
  • Hay gracia abundante. Hay gracia para todos.

Puede ser que hayas sido marcado por el pecado, por alguien, por el mundo. Eso te dañó, eso te afectó. Pero no tienes que seguir así.

Dios escogió eso que el mundo de alguna manera dañó para manifestar su gracia. El ejemplo está en su genealogía. Hay gracia para todos, hay gracia para ti.

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La Obediencia, verdadera expresión de la Adoración

Hoy en día nos hemos especializado en la adoración. Nos preocupa como ser mejores adoradores o como llevar una "buena" adoración en el servicio de la Iglesia. Incluso, existen libros y cursos sobre la Adoración. Todo esto responde al contexto de la experiencia cúltica o congregacional. Es decir, cuando los creyentes se reúnen en sus congregaciones locales o en algún evento para adorar. De ahí el surgimiento de los ministerios de adoración en nuestras iglesias con sus respectivas liturgias.

No cabe duda que esto ha estimulado la excelencia musical, la integridad de las canciones y una adoración Cristo céntrica. Todo esto está muy bien. De hecho, de alguna manera estamos emulando al salmista David, quien muchos siglos antes llevó la adoración a nuevos niveles en la experiencia cúltica. La llevó del ritual a la expresión del corazón por medio de salmos, cánticos y alabanzas. Una expresión de gozo e incluso profética. Él estableció y organizo la adoración como ministerio en lo que se conoció como el Tabernáculo de David, que posteriormente sería el modelo a seguir en el templo de Salomón. David fue un adorador que se preocupó por llevar la adoración a otro nivel.

Pero ¿Qué estamos alcanzando hoy en día? Hoy parece que hemos alcanzado el nivel de "profesionales" de la adoración. Nuestros templos parecen salas de conciertos con luces y todo tipo de efecto. Hay todo una "parafernalia" relacionada con la adoración para que nos sintamos bien y estimulados a adorar. Algunos dirán, eso es excelencia, no lo discuto. Pero ¿Habrá algo malo en eso? Todo depende. Depende de la actitud del que adora y de donde está su corazón. Porque no es tanto lo externo, lo importante, sino lo interno. Depende de si nuestra dependencia está en un que (todo lo que es accesorio para la adoración) o en un quién (esto es, en nuestro Señor Jesucristo) quien debe ser el centro de la adoración. Si recuerdan a la mujer Samaritana, ella discutía con Jesús por el aspecto externo de la adoración. ¿Dónde se tenía que adorar? Le preocupaba el andamiaje de la adoración. Jesús le dejo muy claro que el asunto importante no tenía que ver con lo externo, sino con lo que sale del corazón.

No estoy menospreciando las prácticas litúrgicas de adoración. A través de la historia de la iglesia, la adoración ha estado presente y se ha manifestado de diferentes formas. Sin embargo, hay algo que no podemos perder de vista. Siempre existe la posibilidad de caer en una adoración superficial. Una adoración que, en lugar de honrar a Dios de corazón, lo honre solo de labios con un corazón alejado de él. Esto es cuando la adoración se convierte en un asunto ritual y externo. Ese es el mayor peligro del cual debemos cuidarnos. Es el peligro de poner nuestra confianza en lo externo y olvidarnos de que el verdadero altar de la adoración se enciende en nuestro corazón.

Eso me lleva a pensar en un aspecto medular de la adoración y es que la esencia de una verdadera adoración es obediencia. Es en este punto dónde nos desligamos de lo que es la adoración como liturgia o expresión musical para ir a algo mucho más profundo.

La obediencia es la verdadera expresión de la adoración genuina.

La verdadera adoración se traduce en obediencia. Obediencia a la voluntad del Padre. De ahí que la Escritura nos dice:

“Más la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” Juan 4:23.

La verdadera adoración no es una de solo expresiones físicas, sino que va más allá, es más profunda. Es una adoración espiritual y una adoración genuina. La verdadera adoración se manifiesta en acciones.

"Por lo tanto, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Jesús, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de labios que confiesen su nombre." Hebreos 13:15

La adoración comienza cuando reconocemos quien es Dios, que él ha hecho por nosotros y quienes somos ahora gracias a lo que él ha hecho. Más aún es la declaración de que Cristo Jesús es el Señor Hebreos 13:15, Romanos 10:9. Hay una gran diferencia entre reconocer que Cristo es el Señor y reconocer que Cristo es mi Señor. Cuando reconozco que él es mi Señor y lo tengo como Señor de mi vida, eso impacta todo lo que soy. Ya no se trata de decir solo algo bonito, sino de vivir de acuerdo a lo que declaro.

A muchas personas les gusta el Cristo Salvador, pero no permiten que el Cristo Señor gobierne sus vidas. Pablo dice algo muy interesante en Romanos 10:9 "Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo." El confesarlo como Señor significa que le entregas todo, que le cedes todos los derechos de tu vida a Cristo, que ya no vives para ti sino para él. Es ahí donde la adoración ya no es solo la expresión de labios, sino que también es la manifestación de una vida en la voluntad de Dios. Es en ese momento que tu propia vida se convierte en adoración que agrada al Señor. Eso es obediencia.

Obediencia es adoración. No hablamos de obediencia impuesta o forzada. Tampoco de obediencia que responde al miedo o a la tiranía. Es obediencia por amor. Es obediencia que responde al amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Obediencia que responde a la gracia recibida.

"En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados." 1 Juan 4:10

Cristo Jesús fue el mayor ejemplo de esta adoración al Padre cuando se sometió en obediencia absoluta a la voluntad del Padre.

5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Filipenses 2:5-8

El patriarca Abraham manifestó la adoración por medio de la obediencia. Dios le dio a Abraham la orden de sacrificar a Isaac, su único hijo. La orden parecía contradictoria e injusta. Isaac era el hijo prometido en el cual se cumplirían las promesas dadas a Abraham. A pesar de ello, Abraham obedeció porque había aprendido la adoración de la obediencia. Ese es el tipo de adoración que muchas veces no gusta, porque implica negarse a sí mismo. Abraham había aprendido a confiar en Dios, aun cuando lo que Dios pedía lo llevaba en una dirección aparentemente contraria.

Cuando Abraham llego al monte donde tendría que sacrificar a Isaac, les dijo a sus criados: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí, y adoraremos, y volveremos a vosotros. Vemos aquí como la adoración y la obediencia se convirtieron en uno. Tanto Abraham como Isaac fueron obedientes manifestando la esencia de una verdadera adoración. Cuando estás dispuesto a no aferrarte a nada que Dios te pida, incluso si eso representa tu propia vida, esa es la mayor evidencia de una verdadera adoración.

Hay un tipo de adoración que no se puede medir por lo que sale de nuestras bocas o por lo que hacemos en un servicio. Esa adoración Pablo la pone de esta manera en Romanos 12:1 "Así que, hermanos, yo les ruego, por las misericordias de Dios, que se presenten ustedes mismos como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. ¡Así es como se debe adorar a Dios!" Es la adoración del que muere. Gálatas 2:20, Romanos 6:6-11.

La Escritura dice que al Señor le agrada más la obediencia que los sacrificios. 1 Samuel 15:22. Sin embargo, muchas veces sacrificamos la obediencia para dar lugar a nuestros sacrificios. Los sacrificios aquí pueden representar nuestras liturgias, nuestras formas, nuestras costumbres religiosas. Hay muchas cosas que tal vez defendamos celosamente, sin embargo, no tienen valor alguno cuando no vivimos en obediencia a Dios. A veces es más fácil "defender" a Dios que obedecerlo. Es más fácil discutir sobre asuntos teológicos que obedecerlo. Nada de lo que podamos hacer tendrá valor, si no tenemos la verdadera adoración que es la obediencia. No se trata de la obediencia a ritos, formas o sistemas. Se trata de la obediencia a una persona, Cristo Jesús nuestro Señor. ¿Es Jesucristo tu Señor o estás en las de pasar el tiempo en la Iglesia y disfrutar el momento?

Vivir en obediencia significa responder a la vida de Cristo en nosotros. Es una vida que se conforma a la voluntad del Padre. Es la nueva naturaleza que está en cada hijo de Dios. Obediencia es seguir la verdad de Cristo. Jesús dijo: "El que me ama, obedecerá mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y con él nos quedaremos a vivir." Juan 14:23.

Queremos ser verdaderos adoradores, sigamos el ejemplo de Cristo y ofrezcámonos nosotros mismos en obediencia al Señor.

"5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz." Filipenses 2:5-8
"Pero con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí." Gálatas 2:20

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¿Porque escribir?


Hay muchas razones por las cuales escribir, pero también hay razones para no escribir. Esas segundas razones son a las que les damos más valor y terminamos no escribiendo nada.

Por eso antes de contestar porque escribir, contestemos primero porque no escribir.

La primera razón que veo para no escribir es que cada vez se lee menos. Por lo general escribimos para que otro lea lo que tenemos que decir. Pero el panorama no parece muy alentador para la escritura. Es cierto que todos los días se produce contenido escrito en línea y que cada día se publican nuevos libros, pero eso no significa que se lea más. Hay un déficit de lectura y cada vez más déficit de atención. El lapso de atención promedio del ser humano en los últimos años se ha reducido considerablemente.

Un estudio realizado en Canadá en 2015 mostró que el lapso de atención promedio del ser humano se había reducido de 12 segundos al cambiar de siglo a unos pocos ocho segundos. En ocho segundos podemos distraernos. Eso significa que tenemos menos capacidad de atención que un pez de colores.

En mi opinión, esto se debe en gran parte a la llegada del internet y particularmente a las redes sociales y los videos en línea. Nuestra atención está siendo cautivada por las pantallas de nuestros smartphones.

Preferimos el scroll bar de las redes sociales bajando insaciables para "consumir" contenido.

Parecemos hamsters corriendo en una rueda, pero sin llegar a ninguna parte. Cautivos de las pantallas, pero sin obtener algo de valor.

El panorama no es alentador para él que quiere escribir y ser leído. La persona promedio prefiera a los medios que apelan al sentido visual y emocional antes que leer. El leer requiere tiempo y concentración y no hay tiempo para el aburrimiento. Las nuevas generaciones no están cultivando el hábito de leer. Si se lee algo, solo se leen titulares o fragmentos pequeños de twitter o alguna otra red social. Lo que sea muy largo se descarta.

Todo esto y tal vez muchas otras razones dificulta que alguien se pueda detener a leer lo que hemos escrito. Ese es el panorama. Sin embargo, no significa que sea imposible que alguien lea nuestro contenido. Así que después de desanimarnos un poco dando algunas razones o excusas para no escribir, ahora quiero compartir porque escribir.

¿Por qué escribir?

Creo que, aunque escribimos para ser leídos, antes de eso debemos escribir para nosotros. Debemos escribir por el puro placer de escribir, independientemente de que alguien nos lea.

Cuando hacemos esto nos quitamos una gran presión y escribimos en libertad.

Así que, si voy a escribir, lo haré primeramente para mí. Esto no significa que no piense en los demás. Significa que escribiré independientemente de tener audiencia o no.

En los últimos años, he hecho algunos intentos tímidos para escribir y expresarme en un Blog. He probado varias plataformas y tengo algunos blogs por ahí.

Mayormente, escribo acerca de la fe y de las cosas que despiertan mi interés y me inspiran. También, siendo pastor, comparto reflexiones y enseñanzas bíblicas.

A pesar del panorama de déficit de atención existente en nuestra sociedad, me motivo y me obligo a escribir nuevamente.

Escribir me permite pensar y reflexionar con calma sobre diferentes asuntos y temas. Escribir me permite detenerme a meditar. Así que si nadie me leyera como quiera me beneficiaría personalmente.

Escribir me permite aprender, organizar mis pensamientos, expresar lo que siento o lo que he aprendido.

Es cierto que escribir no es tarea fácil. Cuando escribimos nos exponemos al escrutinio y juicio de los demás. Aunque eso no es malo, se requiere valor para plasmar en el papel o en la pantalla lo que pensamos.

Escribir implica en ocasiones descubrirnos a nosotros mismos y ser sinceros.

Por otro lado, la escritura consume tiempo, no es escribir por escribir. Escribir es un compromiso personal que requiere esfuerzo, responsabilidad y claridad.

Es un reto porque queremos llegar a un mundo que vive cada vez más distraído y donde cada vez se lee menos.

Entonces, ¿por qué escribo?

Escribo, para ser una voz que clama en el desierto. Escribo porque alguien llegara a mis páginas y de alguna manera lo podré bendecir. Escribo porque a pesar de todo creo que la palabra escrita es poderosa. Escribo para afirmar lo que pienso. Escribo porque quiero hacerlo.

Y tú porque escribes. Te parece relevante escribir.

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Bienvenidos a mi Blog

¡Hola! Soy José Danois, bienvenidos a mi nuevo Blog.


Soy pastor de una humilde Iglesia y músico, toco guitarra. Me gusta leer, escribir, tomar café y hacer ejercicios, entre otras cosas.

Este blog es mi espacio personal para expresar mis pensamientos y reflexiones acerca de la fe, la Biblia y la vida. Aquí encontrarás parte de mis sermones y reflexiones bíblicas que son parte de mi quehacer ministerial. También encontrarás otros escritos que tienen que ver con temas que despiertan mi interés y temas que me inspiran. En fin, temas que nos ayudan a crecer en el ámbito espiritual y personal. Espero que disfrutes el contenido de este Blog.

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